Un recorrido que entre la biodiversidad y la tranquilidad de un entorno natural único.
Ubicada a pocos metros de nuestro hotel, te recomendamos disfrutar de esta experiencia con total comodidad, con nuestro servicio de traslados para que solo tengas que preocuparte de caminar y conectar con la naturaleza.
Salimos desde el antiguo lavadero de Tapia de Casariego, enfrente al albergue de peregrinos. Subimos Represas observando la playa, una de las vistas más bonitas que ofrece Tapia. Seguimos la carretera en dirección a Salave. Tras subir la cuesta, nos desviamos a la izquierda por el sendero de pescadores hacia los acantilados, donde la costa nos acompañará durante todo el tramo. Llegados al primer mirador de Cabo Cebes, podemos contemplar el resto de acantilados frente al mar abierto.
Tras retomar el rumbo, nos adentramos en Mirayos, el bosque en cuyo interior alberga la mina de oro más grande de Europa, que fue explotada por los romanos hace 2000 años.
A continuación, tras cruzar el bosque por el sendero, descendemos por una cuesta rodeada por el espesor del monte. Abajo, nos encontraremos con las Lagunas de Salave o Lagos de Silva, que son consecuencia de las múltiples excavaciones por el pueblo romano buscando este valioso material, el oro.
Los romanos utilizaban el “Ruina Montium”, un sistema de explotación minera que consiste en demoler porciones del yacimiento utilizando la presión del agua al penetrar por galerías.
Al caminar rodeado de estas aguas, son visibles especies de aves autóctonas, incluso, podrías llegar a ver ranas.
Si sigues caminando, subirás por una cuesta que te devuelve a la superficie, saliendo al Cortaficio, dónde finalizarás la ruta, pudiendo regresar por donde has venido para volver a Tapia.